A veces no le damos importancia a nuestros pies. Sin embargo son el reflejo de nuestro andar, son la dirección para nuestros tobillos, rodillas y cadera. Para que estas articulaciones no se desvíen, hay que vigilar nuestros pies…
Casi siempre se pide una Pedigrafía al paciente, para ver los puntos de apoyo de los pies. Con este estudio se confeccionan plantillas que corrigen la pisada. Cuando nuestros pies están en orden, nos da ganas de caminar, trotar, correr y saltar. Una huella es una marca que dejamos en algún lugar o cosa. ¿Has pensado alguna vez que tú vas dejando huellas en los que te rodean o que vienen detrás de ti? ¿Eres consciente de esto? ¿Has pensado que tu huella puede trascender en el corazón de una persona y marcarlo para siempre?.Es tan importante entender que nuestros pies están dejando huellas para los demás que debiéramos pensarlo con responsabilidad.
¿Sabes que un buen maestro deja huellas sin pisar? En muchas oportunidades tenemos que caminar solos, y en estos casos seguimos las huellas que nos marcó nuestro Maestro, ¿cómo es esto? La Biblia nos habla de las pisadas que debemos seguir y no salirnos de las huellas señaladas. Son las pisadas del Maestro: Cristo.«Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;» (1 Pedro 2:21) Sí, Él me enseñó por dónde ir, Él es «El Camino» y en Su palabra me enseña a elegir el sendero para caminar con paso firme.
En nuestra peregrinación podemos encontrarnos con terrenos escabrosos, que dificultan nuestro andar, como angustias, padecimientos, etc. Cada día enfrentamos batallas, ya sea en el hogar, con la pareja, los hijos, en el trabajo, en el estudio o en la comunidad. En la Biblia, Josué 10:25 dice: “Sean fuerte y valientes”, para que esto se produzca, tenemos que depender de nuestro Maestro en el camino. La semana pasada estuve en las sierras y salí a caminar, en la montaña me encontré con un banco de niebla y precipicios, pero al instante me acordé del Maestro que hablábamos: «el que no se ve, pero que deja huellas”
En la Biblia Job dijo: “Mis pies han seguido sus pisadas; guardé su camino y no me aparté”. (Job 23:11) El Maestro, Jesucristo dijo:“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame”.(Mateo 16:24) Seguir a Cristo no es fácil, si tenemos en cuenta que Él pisó este mundo renunciando a sí mismo y yendo hacia la muerte… Pero si somos obedientes a las enseñanzas del Maestro, nos hará el caminar más fácil. Nos cuida, nos ayuda, cuando estoy triste y lloro, Él seca mis lágrimas, cuando estoy alegre comparte mi felicidad. Y así transitamos juntos los caminos de la vida. “La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos.” (Proverbios 16:9)
No hay mayor satisfacción que seguir las pisadas del Maestro y tenerlo como el mejor amigo. Él me dice: Cuando te encuentres en un camino oscuro recuerda que “Yo soy la luz del mundo” vamos juntos y las tinieblas se disiparán. Por último menciono las palabras de un salmo de David:
“Puso mis pies sobre peña, mis pasos enderezó, y puso después en mi boca un cántico nuevo” (Salmos 40.2)
Podóloga Laura B de Abad
El Pan del peregrino 
26 junio, 2015 en 17:29
Estoy a tus pies, más si eres podóloga…jaja!!! Gracias por el artículo. Es lindo saber que, aunque la vida cristiana es difícil, el Señor siempre nos permite caminar a su lado. Y es lindo recordar que aunque nosotros planeamos, el Señor nos guía, a pesar de nosotros mismos. No nos da las cosas que nosotros creemos necesitar. Gracias, otra vez!!!
28 junio, 2015 en 15:42
Le transmitiré el mensaje a mi mamá, la autora del Post, gracias por pasarte por el Blog!!