Corazón engañoso…

3 febrero, 2014 de elpandelperegrino 2 comentarios

Cuando pensamos en corazones, se nos vienen a la mente las imágenes edulcoradas de San Valentín, cupido y enamoramientos color de rosa. Estamos acostumbrados a oír frases como: «sigue a tu corazón», «la fuerza del corazón», «haz lo que el corazón te mande», etc. Estas ideas románticas y sobre valoración del corazón humano están tergiversadas por la naturaleza caída.

El profeta Jeremías describe perfectamente cómo ve Dios al corazón del hombre: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?. Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.» (Jeremías 17:9-10) Esta descripción ya no es tan romántica, ¿no? «engañoso y perverso», ¿te podrías guiar por un corazón así y decir: «haz lo que tu corazón te mande»? Hay muchos conflictos en nuestra vida diaria y casi siempre tratamos de echarle la culpa a otros o incluso a Dios, (mucha gente dice: «Si Dios es tan bueno, ¿cómo es que hay tantas guerras y hambre en el mundo?), pero el verdadero culpable es ese aparentemente tierno corazoncito. Jesús mismo nos dice en Marcos: «Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre«(Marcos 7:21-23) Entonces, ¿De dónde viene toda la maldad de que es capaz la raza humana? «¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.  Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. !Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios«( Santiago 4:1-4) ¿Qué hacer?, lo primero es reconocer nuestra maldad, arrepentirnos y pedirle a Cristo que nos haga «nuevas criaturas», entonces se cumplirán las palabras del profeta Jeremías: «Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,  para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.» (Ezequiel 11:19-20)

Se dice de el Rey David, que tenía un corazón conforme al de Dios.»He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero»(Hechos 13:22) Es decir, sólo un corazón transformado por la obra del Espíritu Santo y regenerado para estar en «sintonía» con Dios, puede agradarle a Él. Pero aún así, David tenía temor de dejarse guiar por su engañoso corazón. En los salmos, David expresa un deseo profundo de librarse de su auto engaño y eleva una oración:  «¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.«(Salmos 19:12-14)

En las escrituras, frecuentemente se confiere al alma, al corazón y a la mente, el mismo significado. Por eso, si queremos mantener nuestro corazón limpio, como pedía David, hemos de limpiarlo diariamente en la Palabra de Dios, como nos exhorta Pablo: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.»(Romanos 12:2)

Gloria